Burocracia y Desarrollo Político. Notas, Interrogantes y Dilemas (Joseph Lapalombara)

Los diferentes sistemas de administración pública del mundo contemporáneo abarca desde el tipo más primitivo, funcionalmente difuso, en el que resulta difícil aislar la función administrativa de otras actividades, hasta las formas más avanzadas, donde predomina un grado relativamente alto de especialización y diferenciación funcional y estructural. La función específicamente política dela aplicación de normas puede ser encargada, a un grupo de funcionarios administrativos que cumplan actividades muy variadas, tengan o no carácter político. Otra forma de encarar la función de aplicación de normas, consiste en ponerla en manos de expertos en extremo especializados que cumplirán tareas mucho más precisas. Los cargos que desempeñan no tienen carácter político son independientes en sumo grado y requieren, por lo general una dedicación exclusiva del equipo de empleados que los secunda. La existencia de este tipo de funcionarios y de los cursos que los capacitan son fenómenos verificables en varias de las sociedades del mundo actual. La industrialización rápida en manos de las autoridades públicas, los especialistas que logren esta finalidad soportara grandes presiones. Esto se puede generalizar diciendo que la premura por aumentar el número de los funcionarios administrativos especializados esta en relación directa con el grado en que el gobierno se va inmiscuyendo en actividades técnicas, que abarca desde la salud pública, hasta el incremento, conservación y utilización de los recursos naturales. Es evidente que la idea de una burocracia funcional, fundamental dentro de una teoría democrática, se ve seriamente Amenazada a medida que se advierte la creciente complejidad, y aun la imposibilidad, de lograr que los especialistas en gobierno sean responsables, a su vez, del establecimiento de las metas del gobierno. Para decirlo de otra manera, la industrialización nacional puede requerir un alto grado de diferenciación en las funciones, pero esa especialización no parece ser un requisito de la democracia política. Uno de los grandes problemas de muchos de los países en desarrollo es que en apariencia dan mayor importancia al desarrollo económico que a la libertad. Teóricamente el acceso de los mejores a la función pública como consecuencia de la igualdad de oportunidades parecerá una idea atractiva y razonable, pero la experiencia de muchos sistemas políticos, en ese sentido no a sostenerla con demasiada firmeza, Lo fundamental es el efecto que el criterio empleado para la selección tiene sobre los objetivos del sistema. Si un gobierno interviene directamente en la conducción industrial de su país y debe aplicar un sistema de reclutamiento que excluye a los más capacitados para desempeñar esos roles, se puede sacar en conclusión que hay una irracionalidad de medios que afecta negativamente la obtención de los fines. Sabemos que si una sociedad se propone como meta la industrialización, quizá el alcance con sorprendente rapidez utilizando formas de administración pública que no cumplen con las mayorías de las normas enumeradas. Lo que no es razonable esperar es que se logre un desarrollo rápido y sistemático en la esfera económica o en otras conexas, si el sector de la administración pública presenta escasa diferenciación y especialización de funciones. Lo cierto es que si el desarrollo económico es una meta excluyente la experiencia muestra que no se puede prestar demasiada atención a los adornos de la democracia. Cuando se enfrenta el problema real de elegir entre las metas políticas y económicas, quizás incompatibles, la decisión hacia lo económico se hará a expensa de lo económico. Para poder desarrollar una burguesía nacional sería necesario proceder a una autentica integración y asimilación al sistema social de los marginados grupos empresarios que se encuentran aislados del sistema económico. Un argumento eficaz para atraer a alagunas elite políticas e intelectuales es señalar la importancia como factor de equilibrio del poder, puede adquirir un sector privado de la economía, razonablemente fuerte, expuesto a la burocracia o al partido dominante.