16 abril 2014

Desarrollo Agrícola Pampeano entre 1890-1914, el crédito agrario y la tecnificación agrícola.



Tema: Desarrollo Agrícola Pampeano entre 1890-1914, el crédito agrario y la tecnificación agrícola.

Introducción
Hasta 1870 la economía agropecuaria argentina se basó en las exportaciones de cueros, tasajo, sebo y lanas. Esto permitió a la Argentina tener una primera  integración al mercado mundial. Entre 1870 y 1913 Argentina se inició un crecimiento económico que lo llevo a ser el país con el mayor aumento de PBI a nivel mundial con una tasa media anual de crecimiento compuesto del 2,5 %, seguidos por Canadá con el 2,2% y Estados Unidos con l,8%.[1] El motor principal del crecimiento económico lo constituyo el desarrollo de la economía primaria exportadora.
Durante el periodo entre 1850 y 1900 las exportaciones de productos agropecuarios registraron  un crecimiento anual al 5 % anual. En 1916 el PBI era nueve veces mayor que el de 1881, lo que evidencio un crecimiento poco común en América del Sur. El ciclo de expansión de la economía primaria exportadora tuvo en factores externos e internos, de acuerdo con Ferrer, las causas de su desarrollo. Los factores internos más destacados por la historiografía económica han sido: la expansión del espacio territorial destinado al cultivo, la organización definitiva del gobierno nacional, las corrientes migratorias del viejo continente y la implementación de un nuevo sistema de transporte.  Entre los  factores externos se han destacado la fuerte demanda de alimentos de los países industrializados, las nuevas tecnologías de producción agropecuarias y la inversión de capitales extranjeros en activos del país.
 El proceso de expansión de la frontera durante el siglo XIX incorporo al país una superficie de 52.300.000 de hectáreas. Este nuevo espacio territorial comprendió la mayor parte  de las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, el centro y sur de Santa Fe, el centro y sur de Santa Fe, el centro y sudeste de Córdoba y el nordeste de la Pampa. Donde la superficie sembrada en granos y forrajes paso de 340 mil hectáreas en 1875, a 6 millones hectáreas en 1900, a 20 millones en 1913, ya 25 millones de hectáreas en 1930.[2]   
 Para Scobie, los ferrocarriles modificaron el espacio rural mucho más drásticamente que la expulsión de los indios. La década del 80 señalo un periodo de muy rápida expansión de la red ferroviaria valorizando esencialmente tres puertos Bahía Blanca, Buenos Aires y Rosario, y sobre ellos se estructuro básicamente la red. La presencia del ferrocarril fue decisiva en el movimiento físico de las exportaciones. El total de cargas despachadas creció de 0.8 millones en 1880 a 12,7 millones en 1900. Para el año 1914 la red ferroviaria total alcanzo una longitud  de 33.710 km  expandiéndose desde 1880 en 24 veces[3].
En la segunda mitad del siglo XIX las oportunidades de una economía agrícola en expansión atrajeron a la Argentina millares de europeos. La población a mediados de siglo XIX era de 1.300.000 habitantes de las cuales la tercera parte se asentó en las futuras provincias trigueras. Entre 1850 y 1912 la tasa de crecimiento demográfico anual para la Argentina fue del 3,1 %, más del doble de Latinoamérica, que fue del 1,5 %.  Las estadísticas de los censos nacionales demuestran la extensión y concentración de la inmigración en la zona costera. En 1895 casi una cuarta parte de los 4.000.000 habitantes eran inmigrantes; en 1914 más de 2.500.000 habitantes sobre una población de 8.000.000 habían nacido en el exterior[4]. Más de 80% de los inmigrantes eran italianos y españoles, los franceses  representaban el 5 % en tanto el resto eran rusos, austriacos, sirios, ingleses, alemanes y suizos. El 37 % de los inmigrantes provenientes del Viejo Continente se declararon como  agricultores.
La unidad política consolidada a partir de 1880 continúo en la organización de los aparatos de gobierno, administración, justicia y seguridad. Se adoptaron los códigos de derecho Civil y Comercial redactado por Vélez Sarfield. En 1884 se promulgo la ley de educación laica, gratuita y obligatoria una de las más avanzadas de la época y un factor fundamental para el proceso alfabetización. La organización nacional permitió ordenar las finanzas públicas y el sistema monetario situaciones condicionantes para el crecimiento del sistema económico.
Argentina desde la segunda mitad del siglo XIX recibió un importante flujo de capitales exportados por los países industrializados. Regalsky enuncia tres ciclos de inversión de capitales. El primero que abarca el periodo 1862 a 1875 inversiones de pequeña magnitud y de origen exclusivamente británico, el destino del capital hacia la concreción de obras públicas y la ampliación del crédito bancario. El segundo periodo entre los años 1881 a 1890 en donde la prosperidad del comercio agrícola en el Litoral inicia un periodo de bonanza económica que mejora la balanza comercial del país. El destino de las inversiones del segundo periodo se dirigió hacia empréstitos estatales, inversiones ferroviarias, inversiones bancarias y la ampliación del crédito. El último periodo  va desde 1903 a 1913 donde la expansión agrícola de la provincia de Buenos Aires fue el motor de la prosperidad económica. El destino de las inversiones se dio en actividades vinculadas a las actividades agrícolas.[5]
Este trabajo analiza el desarrollo de los cambios en el campo agrícola detallando las innovaciones técnicas introducidas en periodo, las formas de crédito disponibles y también la diversidad de los actores sociales que participaron en la renovación de espacio pampeano

Los actores sociales de expansión agrícola
El proceso de evolución tan rápido de la economía agrícola implico un cambio total de las forma de producir y de los actores sociales involucrados en la agricultura pampeana. La visión tradicional del mundo agrario según lo exponen Barsky y Pucciarelli se basó en dos premisas fundamentales: que existía una relación constante de subordinación técnica de la agricultura hacia la ganadería orientada por usos extensivos y unilaterales de uso del suelo, subordinación que se halla condicionada por la existencia de un patrón de distribución de la tierra altamente concentrado.
La supervivencia de un rígido patrón de distribución habría generado una economía agraria latifundaria con una estructura social fuertemente dualizada en la que chacareros arrendatarios y estancieros rentistas fueron sus principales componentes. Según el enfoque tradicional la introducción de la agricultura no fue producto de la extensión de la expansión de la explotación ganadera sino el resultado de la actividad de pequeños agricultores semi-independientes, trabajadores que se asentaban en parcelas ofrecidas en arrendamiento por los grandes propietarios. El agricultor aporta su trabajo, el su familia  y una parte de los instrumentos de labranza, el terrateniente además de la tierra, invierte una parte del capital fijo necesario y la totalidad del capital variable
Para la visión tradicional la selectiva apropiación de la renta territorial surgió de la posesión de enormes masas de espacio físico. Donde una oligarquía terrateniente con estrategias de enriquecimiento parecidas a la aristocracia rural tradicional genero grandes fortunas. Sin una estrategia de  explotación racional de sus recursos naturales impulsando la producción y la productividad. Blanca Zeberio agrega que el comportamiento tradicional del terrateniente descuidando sus explotaciones o dejándolas directamente ociosas, sumado con la frágil situación socio-económica del inmigrante que aspira a convertirse en agricultor habrían llevado a la implementación de un sistema injusto el del arrendamiento entre las formas de tenencia de las parcelas agrícolas.
Las corrientes revisionistas de la visión tradicional tratan de reinterpretar la problemática de la renta del suelo, tratando de plantear sus conexiones con la ganancia capitalista. Las nuevas interpretaciones intentan establecer las conexiones entre la evolución del mercado internacional y nacional de productos de la región pampeana, los procesos de organización de movilización física, los cambios tecnológicos, los movimientos migratorios, la financiación y el acceso a la tierra.
Como señalan Barsky y Gelman los agentes de la expansión agrícola fueron los colonos, los arrendatarios y propietarios de distinto tamaño. Conjuntamente con una gran cantidad de obreros rurales permanente y transitorios provenientes de otras zonas del país y del exterior. Junto a estos actores se generó en su ámbito de producción una importante red de comerciantes, acopiadores de cereales, transportistas de distinto tipo, proveedores de maquinarias, agentes financieros de diversa índole, agrónomos, contratistas de maquinarias agrícolas. Analizando el Censo de 1908 los autores citados señalan que en la producción agrícola trabajan en tareas agropecuarias cerca de 520.000 trabajadores transitorios y unos 410.000 permanentes.
Scobbie refiere a que los inmigrantes que vinieron a la Argentina con la esperanza de tener un futuro mejor con la actividad agrícola no tuvieron una tarea fácil, principalmente  por el alto costo de la tierra. La particularidad la presento la provincia de Santa Fe en donde los propietarios estaban dispuestos a vender una parte de sus tierras para valorizar al resto con el desarrollo de los cultivos. El ámbito urbano le permitió al inmigrante un progreso mucho más rápido que el ámbito rural.  Después de 1890 se produjo un aumento de una corriente migratoria denominada golondrina, mayormente españoles e italiano. Se cruzaban el Atlántico entre octubre y noviembre de cada año para obtener elevados jornales como trabajadores en las cosechas. En tres o cuatro meses de trabajo en las cosechas de trigo y maíz cubrían no solo el pasaje de vuelta sino obtenían una ganancia suficiente para volver a Europa. La provincia de Buenos Aires para 1869 encabezo el destino de los inmigrantes europeos seguido por Santa Fe y Entre Ríos. En 1895 la corriente inmigratoria vinculada a la agricultura puso a Santa Fe como el mayor destino elegido. Ya en 1914, La Pampa con el 36 %, Santa Fe con el 35 %, Buenos Aires con el 34%, Córdoba con el 20 % y Entre Ríos con el 17 % mostraban los destinos elegidos hacia la región pampeana. 
Waldo Ansaldi define a los chacareros como “la clase social especifica del capitalismo agrario argentino”[6] que utilizan la tecnología mucho más que los campesinos, compran fuerza de trabajo asalariada y sobre todo acumulan capital. Durante una primera etapa entre 1880 a 1920 los chacareros confrontan con los propietarios de tierras que arriendan a aquellos grandes extensiones que luego subarriendan a chacareros, lucha en la cual no se cuestiona la relación entre ambos sujetos sociales, basada en la propiedad privada y la renta de la tierra, sino el valor del trabajo transferido como renta por los productores chacareros a los propietarios.
La modernización tecnología de la agricultura pampeana
La tecnificación agrícola de cereales desde los comienzos de la colonia vario muy poco hasta la década de 1860. Desde el punto de vista de varios autores, Cortes Conde, Pucciarelli, Slutzkey y Scobie ven en la carestía de mano obra la causa fundamental para el inicio del proceso de mecanización de las cosechas. Sartelli describe el proceso de producción agrícola antes de la incorporación de la trilladora la tarea de la trilla  a “pata de yegua”. Dónde en torno a una parva se hacían girar varias decenas de yeguas que al pisar separaban la semilla de la paja. Los obreros del campo en días de viento esparcían la paja que arrastrada por el viento esparcía la semilla. Embolsar las semilla era el ultima paso, donde gran parte del resultado era una semilla partida y llena de polvo.[7]
En la Argentina de 1870 había más de 2000 segadoras y solo una docena de trilladoras en Buenos Aires y Santa Fe. La difusión de las nuevas tecnologías estuvo a cargo de manos estatales y privadas mediante la importación desde EEUU, Australia y Canadá. Ya en 1878 se instaló en el país la primera fábrica de máquinas agrícolas. Comenzaron a fabricar arados importando hierro y acero, para el fin de siglo XIX empezaron a crear nuevos sistemas de trilla. Los inmigrantes provenientes de los países industrializados introducen al sistema agrario la experiencia que habían obtenido de sus países de origen. En las colonias santafecinas se establecieron gran cantidad de establecimientos de fabricación y reparación de maquinarias agrícolas. En la región extra pampeana la tecnología sigue en una etapa colonial con arados de madera, con puntas de hierro, rastra de rama, palo de madera de punta en lugar de la azada o pala.
Sartelli en su análisis del proceso tecnológico de la economía agrícola detecta al menos tres etapas en la incorporación de tecnología: una primera etapa que abarca los años entre 1870 a 1920 de expansión de la economía agropecuaria, una segunda denominada por el autor como de renovación tecnológica comprende los años entre 1920 a 1940 y la tercera etapa que va desde el  fin de la Segunda Guerra Mundial profundizando la renovación tecnológica. En la primera etapa que abarca el periodo que comprende esta monografía, Sartelli sostiene la postura Teófilo Barañao[8] la agricultura pampeana “nace extensiva y mecanizada” y no podía ser de otra manera. Considerando un conjunto de herramientas imprescindibles para el desarrollo de la agricultura pampeana. Arados, sembradoras, segadoras y trilladoras formaron parte del andamiaje tecnológico que inicio el auge de la economía primaria exportadora. Tecnología que se perfecciona sus componentes pero no sale de un esquema básico de segadora y trilladora, tracción animal, transporte por bolsa y carro.
La incorporación de tecnología al campo argentino en la primera etapa que marca Sartelli  produjo un efecto sobre la mano de obra un efecto  inverso al habitual.  En vez de expulsar al obrero agrícola del puesto de trabajo produjo la formación de  nuevos, con la necesidad de mayor mano de obra. Los salarios se elevaron, siendo esta primera etapa donde se prioriza la ocupación de espacios, la expansión del cultivo y la extensión de la frontera. Las etapas posteriores que describe Sartelli la imposición del mejoramiento tecnológico  provoco si un descenso de la necesidad de la mano de obra y una disminución de los costos de producción.
Los agricultores fueron adquiriendo con el paso del tiempo cierto manejo de la maquinaria agrícola, conjuntamente con la difusión del uso de semillas mejoradas impulsado por los ámbitos por los estados provinciales y privados. La fertilidad de los campos argentinos no hizo necesario el uso fertilizantes químicos en la etapa inicial de la expansión. Barsky y Gelman afirman que el gran desafío para los inmigrantes europeos fue expandir la producción dentro de un espacio territorial de grandes dimensiones, en el que  introdujeron maquinarias e implementos agrícolas que fueron adecuados e incluso perfeccionados localmente. Difundiendo su uso en las tareas de siembra, cosecha y traslado de los cereales. La gran movilidad de los recursos humanos que incluía a los trabajadores rurales y contratistas de maquinarias facilito la divulgación de las técnicas y el mejoramiento productivo.
 Dentro del ámbito estatal el aporte más importante al desarrollo tecnológico se concentró en la provisión de semillas importadas acompañadas de crédito que se devolvían con las cosechas. En lo referente a la lucha contra las plagas de langosta se crearon  organismos oficiales de prevención y extinción de la plaga llegándose a repartir la cantidad de chapas equivalente a la distancia de 20.000 kilómetros. En 1872 fue creado el Departamento de Agricultura que impulso la generación de estadísticas sobre los distintos aspectos de la producción agropecuaria. Hacia 1910 el Ministerio de Agricultura realizaba sus estimaciones sobre la base de la información proporcionada por 3.000 corresponsales voluntarios de la zona cerealera. La creación de facultades de Agronomía, con la presencia de científicos y profesionales de origen alemán, francés e italiano contribuyo para alcanzar una rápida integración a las nuevas tecnologías.

La Estructura Financiera y el Crédito Agrario
Hilda Sábato describe el sistema de financiamiento tal como existía hasta 1890, durante el auge lanar, y que continuo luego con similares características. Una de las modalidades fue las del préstamo de corto y mediano plazo a través del descuento en los bancos de letras de cambio, sobre todo ante el Banco Provincia. La letra era un instrumento financiero utilizado por los comerciantes y productores, que consistía en una orden de pago a tercero a una fecha futura cierta, transferible al banco que la descontaba. El monto del crédito se utilizaba para la compra de productos relacionados con la explotación agropecuaria. Otras formas de financiación a corto plazo era el giro en descubierto y la venta a crédito de los comerciantes hacia los estancieros y pequeños productores a través de la denominada libreta de almacenero
Después de la crisis de 1890, y una vez reconstruido el sistema bancario, sobre bases más ortodoxas que anteriormente, el régimen financiero en la región pampeana quedó  conformado por dos sistemas uno formal representados por los bancos. El otro no institucional  integrado por casas comerciales que usaban los servicios del sistema bancario y que actuaban como intermediarias de estos. Los grandes propietarios rurales también tenían acceso directo al crédito bancario, ya que sus tierras servían de garantía para el préstamo financiero. Como señala Adelman esta estructura doble de acceso al crédito agrario era una consecuencia de la estructura de tenencia de la tierra, que transformaba al agricultor pequeño y mediano, carente de propiedades y sin estabilidad en los contratos, en  un deudor de alto riesgo, obligándolo a recurrir al circuito informal.
Los agricultores arrendatarios, y los pequeños ganaderos se integraban al circuito bancario a través de la financiación que obtenían de las grandes firmas exportadoras y consignatarios de Buenos Aires.  El limitado acceso del agricultor al crédito forzaba a la gran mayoría a mantener un endeudamiento con la estructura comercial, tanto con el proveedor de insumos como con el de bienes de consumo. Muchas veces los productores no tenían lugar para colocar sus granos, y los depositaban en lo galpones del acopiador o en los del ferrocarril muchas veces alquilados por el intermediario.
Para el año 1910 el Banco Nación dominaba las finanzas argentina un tercio de las transacciones bancarias pasaban por sus mano. El sistema bancario estaba conformado por los bancos oficiales y los privados, donde había una fuerte presencia de la banca extranjera. Como señala Regalsky el Banco de la Nación Argentina  por el volumen de sus depósitos y préstamos, y por su amplio despliegue territorial, ocupó un lugar central en el sistema bancario, a partir de la primera década del siglo.[9]
El crédito a largo plazo era otorgado por el Banco Hipotecario que operó durante gran parte del periodo contra garantía de grandes extensiones de tierra. El mercado de crédito agrario poseía un costo del dinero variable  provocado por la diversidad de actores que participan en él. El tamaño de la hacienda, los volúmenes de producción, los ciclos de crisis, la diversidad climática y el peligro de plagas hacia variar de tasas desde un 4,5 %  hasta un 22 %. 
Las operaciones crediticias fueron el vehículo principal para la expansión de las ventas de mercaderías, insumos y máquinas agrícolas. Como afirma Jeremy Adelman, “los pequeños clientes no disfrutaban de los servicios financieros ofrecidos por los mecanismos formales. Pareciera que la expansión agrícola poco tuvo que ver con  la disponibilidad de fondos en el circuito formal de crédito bancario”.[10]
Conclusiones

En el proceso de expansión de la economía agrícola exportadora de finales del siglo XIX la transformación del espacio territorial argentino ha sido vertiginosa con una gran de cantidad de condicionantes pueden analizarse. La ampliación de los límites fronterizos, el desarrollo del ferrocarril, las corrientes migratorias, la consolidación del estado nacional favorecieron este proceso de consolidación económica. Como señala Aldo Ferrer era un modelo económico extremamente vulnerable a los ciclos económicos de los países industrializados. Dentro de este proceso expansión los actores sociales se desenvolvieron en distinta forma adecuándose a la diversidad de factores que surgían de la dinámica de crecimiento económico.
La apropiación de la tierra concentrada en pocas manos, permitió la formación de enormes riquezas personales de familias tradicionales argentinas que constituían y fortalecieron su posición elitista en la sociedad argentina. Esta clase terrateniente que supo conquistar espacios de poder en lo político, social y económico impulsaron las medidas necesarias para favorecer sus proceso de acumulación de capital. Como así también sus estrategias de diversificación y modernización del espacio agrícola llevaron a mejorar los costos y los sistemas de producción. Donde la subdivisión de tierras por los grandes terrateniente su utilizo en forma estratégica para valorizar sus otras posesiones y la obtención de otras formas de renta. La llegada de corrientes de inmigrantes europeos cubrió el espacio vacío de  la estructura económica argentina carente de la mano de obra necesaria para desarrollar una variedad de tareas rurales. Los conocimientos que poseían los nuevos habitantes de la llanura pampeana permitieron acelerar y mejorar el proceso productivo en muy poco tiempo. El sistema de arrendamiento se constituyó el método más utilizado para poder acceder al uso de la tierra por los recién llegados, a causa del alto costo de la tierra hasta 1880.  
La modernización del proceso productivo estuvo vinculada principalmente por el aprendizaje que los agricultores van adquiriendo del manejo de las maquinarias. Donde el conocimiento va generando un proceso de retroalimentación del uso de la nueva tecnología donde los vendedores de maquinarias asesoran a los productores sobre su utilización. Durante esta primera etapa de expansión los volúmenes de producción cubrían las expectativas de todos los actores involucrados y que junto a la expansión ganadera permitieron una expansión acelerada de la economía. Este crecimiento cubrió seguramente todas las falencias del sistema económico, como las dificultades de los actores productivos de tener acceso al crédito en forma pareja.   Donde la posesión del capital, la propiedad de la tierra y la modernización de las formas de trabajo modelaran la estructura social del agro pampeano.


[1] BARSKY, O. y Jorge GELMAN (2001): Historia del agro argentino. Desde la Conquista hasta fines del siglo XX, Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires. pp. 116-119
[2] BARSKY, O. y Jorge GELMAN (2001): Historia del agro argentino. Desde la Conquista hasta fines del siglo XX, Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires. pp. 116-119
[3] SCOBIE, James: Revolución en las pampas. Historia social del trigo argentino 1860-1910, Buenos Aires, 1968.
[4] BARSKY, O. y Jorge GELMAN (2001): Historia del agro argentino. Desde la Conquista hasta fines del siglo XX, Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires. pp. 134-136
[5]Andrés Martín Regalsky, Las inversiones extranjeras en la Argentina: 1860-1914, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1986.
[6] Waldo  Ansaldi, La Pampa es Ancha  y Ajena. La lucha por las libertades capitalistas y la construcción de los chacareros por clase, htpp://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal,1991.
[7] BDNA, 1880, p 150-151 citado por SCOBIE, James: Revolución en las pampas. Historia social del trigo argentino 1860-1910, Buenos Aires, 1968.
[8]El Tractor En Agricultura - Teófilo V. Barañao - Año 1941
[9]  Regalsky, Andrés, “Empresas, Estado y mercado en el sector financiero: el Banco de la Nación Argentina, 1891-1930”, en Anuario CEEED, Nº 2 – Año 2,Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, 2010.pp. 134 - 158
[10]  Adelman , Jeremy (1992): "Financiamiento y expansión agrícola en la Argentina y el Canadá, 1890-1914", CICLOS 3, Buenos Aires,  p 11

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