Tema: Desarrollo Agrícola Pampeano entre 1890-1914,
el crédito agrario y la tecnificación agrícola.
Introducción
Hasta 1870 la economía agropecuaria
argentina se basó en las exportaciones de cueros, tasajo, sebo y lanas. Esto
permitió a la Argentina tener una primera integración al mercado mundial. Entre 1870 y
1913 Argentina se inició un crecimiento económico que lo llevo a ser el país
con el mayor aumento de PBI a nivel mundial con una tasa media anual de
crecimiento compuesto del 2,5 %, seguidos por Canadá con el 2,2% y Estados
Unidos con l,8%.[1] El
motor principal del crecimiento económico lo constituyo el desarrollo de la
economía primaria exportadora.
Durante el periodo entre 1850 y 1900 las
exportaciones de productos agropecuarios registraron un crecimiento anual al 5 % anual. En 1916 el
PBI era nueve veces mayor que el de 1881, lo que evidencio un crecimiento poco
común en América del Sur. El ciclo de expansión de la economía primaria
exportadora tuvo en factores externos e internos, de acuerdo con Ferrer, las
causas de su desarrollo. Los factores internos más destacados por la
historiografía económica han sido: la expansión del espacio territorial
destinado al cultivo, la organización definitiva del gobierno nacional, las corrientes
migratorias del viejo continente y la implementación de un nuevo sistema de
transporte. Entre los factores externos se han destacado la fuerte
demanda de alimentos de los países industrializados, las nuevas tecnologías de
producción agropecuarias y la inversión de capitales extranjeros en activos del
país.
El
proceso de expansión de la frontera durante el siglo XIX incorporo al país una
superficie de 52.300.000 de hectáreas. Este nuevo espacio territorial comprendió
la mayor parte de las provincias de
Buenos Aires y Entre Ríos, el centro y sur de Santa Fe, el centro y sur de
Santa Fe, el centro y sudeste de Córdoba y el nordeste de la Pampa. Donde la
superficie sembrada en granos y forrajes paso de 340 mil hectáreas en 1875, a 6
millones hectáreas en 1900, a 20 millones en 1913, ya 25 millones de hectáreas
en 1930.[2]
Para
Scobie, los ferrocarriles modificaron el espacio rural mucho más drásticamente
que la expulsión de los indios. La década del 80 señalo un periodo de muy
rápida expansión de la red ferroviaria valorizando esencialmente tres puertos Bahía
Blanca, Buenos Aires y Rosario, y sobre ellos se estructuro básicamente la red.
La presencia del ferrocarril fue decisiva en el movimiento físico de las
exportaciones. El total de cargas despachadas creció de 0.8 millones en 1880 a
12,7 millones en 1900. Para el año 1914 la red ferroviaria total alcanzo una
longitud de 33.710 km expandiéndose desde 1880 en 24 veces[3].
En la segunda mitad del siglo XIX las
oportunidades de una economía agrícola en expansión atrajeron a la Argentina
millares de europeos. La población a mediados de siglo XIX era de 1.300.000
habitantes de las cuales la tercera parte se asentó en las futuras provincias
trigueras. Entre 1850 y 1912 la tasa de crecimiento demográfico anual para la
Argentina fue del 3,1 %, más del doble de Latinoamérica, que fue del 1,5
%. Las estadísticas de los censos
nacionales demuestran la extensión y concentración de la inmigración en la zona
costera. En 1895 casi una cuarta parte de los 4.000.000 habitantes eran
inmigrantes; en 1914 más de 2.500.000 habitantes sobre una población de
8.000.000 habían nacido en el exterior[4].
Más de 80% de los inmigrantes eran italianos y españoles, los franceses representaban el 5 % en tanto el resto eran
rusos, austriacos, sirios, ingleses, alemanes y suizos. El 37 % de los
inmigrantes provenientes del Viejo Continente se declararon como agricultores.
La unidad política consolidada a partir
de 1880 continúo en la organización de los aparatos de gobierno,
administración, justicia y seguridad. Se adoptaron los códigos de derecho Civil
y Comercial redactado por Vélez Sarfield. En 1884 se promulgo la ley de
educación laica, gratuita y obligatoria una de las más avanzadas de la época y
un factor fundamental para el proceso alfabetización. La organización nacional permitió
ordenar las finanzas públicas y el sistema monetario situaciones condicionantes
para el crecimiento del sistema económico.
Argentina desde la segunda mitad del
siglo XIX recibió un importante flujo de capitales exportados por los países
industrializados. Regalsky enuncia tres ciclos de inversión de capitales. El
primero que abarca el periodo 1862 a 1875 inversiones de pequeña magnitud y de
origen exclusivamente británico, el destino del capital hacia la concreción de
obras públicas y la ampliación del crédito bancario. El segundo periodo entre
los años 1881 a 1890 en donde la prosperidad del comercio agrícola en el
Litoral inicia un periodo de bonanza económica que mejora la balanza comercial
del país. El destino de las inversiones del segundo periodo se dirigió hacia
empréstitos estatales, inversiones ferroviarias, inversiones bancarias y la
ampliación del crédito. El último periodo
va desde 1903 a 1913 donde la expansión agrícola de la provincia de
Buenos Aires fue el motor de la prosperidad económica. El destino de las
inversiones se dio en actividades vinculadas a las actividades agrícolas.[5]
Este trabajo analiza el desarrollo de
los cambios en el campo agrícola detallando las innovaciones técnicas
introducidas en periodo, las formas de crédito disponibles y también la
diversidad de los actores sociales que participaron en la renovación de espacio
pampeano
Los
actores sociales de expansión agrícola
El proceso de evolución tan rápido de la
economía agrícola implico un cambio total de las forma de producir y de los
actores sociales involucrados en la agricultura pampeana. La visión tradicional
del mundo agrario según lo exponen Barsky y Pucciarelli se basó en dos premisas
fundamentales: que existía una relación constante de subordinación técnica de
la agricultura hacia la ganadería orientada por usos extensivos y unilaterales
de uso del suelo, subordinación que se halla condicionada por la existencia de
un patrón de distribución de la tierra altamente concentrado.
La supervivencia de un rígido patrón de
distribución habría generado una economía agraria latifundaria con una
estructura social fuertemente dualizada en la que chacareros arrendatarios y
estancieros rentistas fueron sus principales componentes. Según el enfoque
tradicional la introducción de la agricultura no fue producto de la extensión
de la expansión de la explotación ganadera sino el resultado de la actividad de
pequeños agricultores semi-independientes, trabajadores que se asentaban en
parcelas ofrecidas en arrendamiento por los grandes propietarios. El agricultor
aporta su trabajo, el su familia y una
parte de los instrumentos de labranza, el terrateniente además de la tierra,
invierte una parte del capital fijo necesario y la totalidad del capital
variable
Para la visión tradicional la selectiva
apropiación de la renta territorial surgió de la posesión de enormes masas de
espacio físico. Donde una oligarquía terrateniente con estrategias de
enriquecimiento parecidas a la aristocracia rural tradicional genero grandes
fortunas. Sin una estrategia de explotación
racional de sus recursos naturales impulsando la producción y la productividad.
Blanca Zeberio agrega que el comportamiento tradicional del terrateniente
descuidando sus explotaciones o dejándolas directamente ociosas, sumado con la
frágil situación socio-económica del inmigrante que aspira a convertirse en
agricultor habrían llevado a la implementación de un sistema injusto el del
arrendamiento entre las formas de tenencia de las parcelas agrícolas.
Las corrientes revisionistas de la
visión tradicional tratan de reinterpretar la problemática de la renta del suelo,
tratando de plantear sus conexiones con la ganancia capitalista. Las nuevas
interpretaciones intentan establecer las conexiones entre la evolución del
mercado internacional y nacional de productos de la región pampeana, los
procesos de organización de movilización física, los cambios tecnológicos, los
movimientos migratorios, la financiación y el acceso a la tierra.
Como señalan Barsky y Gelman los agentes
de la expansión agrícola fueron los colonos, los arrendatarios y propietarios
de distinto tamaño. Conjuntamente con una gran cantidad de obreros rurales permanente
y transitorios provenientes de otras zonas del país y del exterior. Junto a
estos actores se generó en su ámbito de producción una importante red de
comerciantes, acopiadores de cereales, transportistas de distinto tipo,
proveedores de maquinarias, agentes financieros de diversa índole, agrónomos,
contratistas de maquinarias agrícolas. Analizando el Censo de 1908 los autores
citados señalan que en la producción agrícola trabajan en tareas agropecuarias
cerca de 520.000 trabajadores transitorios y unos 410.000 permanentes.
Scobbie refiere a que los inmigrantes
que vinieron a la Argentina con la esperanza de tener un futuro mejor con la
actividad agrícola no tuvieron una tarea fácil, principalmente por el alto costo de la tierra. La
particularidad la presento la provincia de Santa Fe en donde los propietarios
estaban dispuestos a vender una parte de sus tierras para valorizar al resto
con el desarrollo de los cultivos. El ámbito urbano le permitió al inmigrante
un progreso mucho más rápido que el ámbito rural. Después de 1890 se produjo un aumento de una
corriente migratoria denominada golondrina, mayormente españoles e italiano. Se
cruzaban el Atlántico entre octubre y noviembre de cada año para obtener
elevados jornales como trabajadores en las cosechas. En tres o cuatro meses de
trabajo en las cosechas de trigo y maíz cubrían no solo el pasaje de vuelta
sino obtenían una ganancia suficiente para volver a Europa. La provincia de
Buenos Aires para 1869 encabezo el destino de los inmigrantes europeos seguido
por Santa Fe y Entre Ríos. En 1895 la corriente inmigratoria vinculada a la
agricultura puso a Santa Fe como el mayor destino elegido. Ya en 1914, La Pampa
con el 36 %, Santa Fe con el 35 %, Buenos Aires con el 34%, Córdoba con el 20 %
y Entre Ríos con el 17 % mostraban los destinos elegidos hacia la región
pampeana.
Waldo Ansaldi define a los chacareros
como “la clase social especifica del capitalismo agrario argentino”[6]
que utilizan la tecnología mucho más que los campesinos, compran fuerza de trabajo
asalariada y sobre todo acumulan capital. Durante una primera etapa entre 1880
a 1920 los chacareros confrontan con los propietarios de tierras que
arriendan a aquellos grandes extensiones que luego subarriendan a chacareros,
lucha en la cual no se cuestiona la relación entre ambos sujetos sociales,
basada en la propiedad privada y la renta de la tierra, sino el valor del
trabajo transferido como renta por los productores chacareros a los
propietarios.
La
modernización tecnología de la agricultura pampeana
La tecnificación agrícola de cereales
desde los comienzos de la colonia vario muy poco hasta la década de 1860. Desde
el punto de vista de varios autores, Cortes Conde, Pucciarelli, Slutzkey y
Scobie ven en la carestía de mano obra la causa fundamental para el inicio del
proceso de mecanización de las cosechas. Sartelli describe el proceso de
producción agrícola antes de la incorporación de la trilladora la tarea de la
trilla a “pata de yegua”. Dónde en torno
a una parva se hacían girar varias decenas de yeguas que al pisar separaban la
semilla de la paja. Los obreros del campo en días de viento esparcían la paja
que arrastrada por el viento esparcía la semilla. Embolsar las semilla era el
ultima paso, donde gran parte del resultado era una semilla partida y llena de
polvo.[7]
En la Argentina de 1870 había más de 2000
segadoras y solo una docena de trilladoras en Buenos Aires y Santa Fe. La
difusión de las nuevas tecnologías estuvo a cargo de manos estatales y privadas
mediante la importación desde EEUU, Australia y Canadá. Ya en 1878 se instaló
en el país la primera fábrica de máquinas agrícolas. Comenzaron a fabricar
arados importando hierro y acero, para el fin de siglo XIX empezaron a crear
nuevos sistemas de trilla. Los inmigrantes provenientes de los países
industrializados introducen al sistema agrario la experiencia que habían
obtenido de sus países de origen. En las colonias santafecinas se establecieron
gran cantidad de establecimientos de fabricación y reparación de maquinarias
agrícolas. En la región extra pampeana la tecnología sigue en una etapa
colonial con arados de madera, con puntas de hierro, rastra de rama, palo de
madera de punta en lugar de la azada o pala.
Sartelli en su análisis del proceso
tecnológico de la economía agrícola detecta al menos tres etapas en la
incorporación de tecnología: una primera etapa que abarca los años entre 1870 a
1920 de expansión de la economía agropecuaria, una segunda denominada por el
autor como de renovación tecnológica comprende los años entre 1920 a 1940 y la
tercera etapa que va desde el fin de la
Segunda Guerra Mundial profundizando la renovación tecnológica. En la primera
etapa que abarca el periodo que comprende esta monografía, Sartelli sostiene la
postura Teófilo Barañao[8]
la agricultura pampeana “nace extensiva y mecanizada” y no podía ser de otra
manera. Considerando un conjunto de herramientas imprescindibles para el
desarrollo de la agricultura pampeana. Arados, sembradoras, segadoras y
trilladoras formaron parte del andamiaje tecnológico que inicio el auge de la
economía primaria exportadora. Tecnología que se perfecciona sus componentes
pero no sale de un esquema básico de segadora y trilladora, tracción animal,
transporte por bolsa y carro.
La incorporación de tecnología al campo
argentino en la primera etapa que marca Sartelli produjo un efecto sobre la mano de obra un
efecto inverso al habitual. En vez de expulsar al obrero agrícola del
puesto de trabajo produjo la formación de
nuevos, con la necesidad de mayor mano de obra. Los salarios se
elevaron, siendo esta primera etapa donde se prioriza la ocupación de espacios,
la expansión del cultivo y la extensión de la frontera. Las etapas posteriores
que describe Sartelli la imposición del mejoramiento tecnológico provoco si un descenso de la necesidad de la
mano de obra y una disminución de los costos de producción.
Los agricultores fueron adquiriendo con
el paso del tiempo cierto manejo de la maquinaria agrícola, conjuntamente con
la difusión del uso de semillas mejoradas impulsado por los ámbitos por los
estados provinciales y privados. La fertilidad de los campos argentinos no hizo
necesario el uso fertilizantes químicos en la etapa inicial de la expansión.
Barsky y Gelman afirman que el gran desafío para los inmigrantes europeos fue
expandir la producción dentro de un espacio territorial de grandes dimensiones,
en el que introdujeron maquinarias e
implementos agrícolas que fueron adecuados e incluso perfeccionados localmente.
Difundiendo su uso en las tareas de siembra, cosecha y traslado de los cereales.
La gran movilidad de los recursos humanos que incluía a los trabajadores
rurales y contratistas de maquinarias facilito la divulgación de las técnicas y
el mejoramiento productivo.
Dentro
del ámbito estatal el aporte más importante al desarrollo tecnológico se
concentró en la provisión de semillas importadas acompañadas de crédito que se
devolvían con las cosechas. En lo referente a la lucha contra las plagas de
langosta se crearon organismos oficiales
de prevención y extinción de la plaga llegándose a repartir la cantidad de chapas
equivalente a la distancia de 20.000 kilómetros. En 1872 fue creado el
Departamento de Agricultura que impulso la generación de estadísticas sobre los
distintos aspectos de la producción agropecuaria. Hacia 1910 el Ministerio de
Agricultura realizaba sus estimaciones sobre la base de la información
proporcionada por 3.000 corresponsales voluntarios de la zona cerealera. La
creación de facultades de Agronomía, con la presencia de científicos y
profesionales de origen alemán, francés e italiano contribuyo para alcanzar una
rápida integración a las nuevas tecnologías.
La Estructura Financiera
y el Crédito Agrario
Hilda
Sábato describe el sistema de financiamiento tal como existía hasta 1890,
durante el auge lanar, y que continuo luego con similares características. Una
de las modalidades fue las del préstamo de corto y mediano plazo a través del
descuento en los bancos de letras de cambio, sobre todo ante el Banco
Provincia. La letra era un instrumento financiero utilizado por los
comerciantes y productores, que consistía en una orden de pago a tercero a una
fecha futura cierta, transferible al banco que la descontaba. El monto del
crédito se utilizaba para la compra de productos relacionados con la explotación
agropecuaria. Otras formas de financiación a corto plazo era el giro en
descubierto y la venta a crédito de los comerciantes hacia los estancieros y pequeños
productores a través de la denominada libreta de almacenero
Después de la crisis de 1890, y una vez
reconstruido el sistema bancario, sobre bases más ortodoxas que anteriormente,
el régimen financiero en la región pampeana quedó conformado por dos sistemas uno formal
representados por los bancos. El otro no institucional integrado por casas comerciales que usaban
los servicios del sistema bancario y que actuaban como intermediarias de estos.
Los grandes propietarios rurales también tenían acceso directo al crédito
bancario, ya que sus tierras servían de garantía para el préstamo financiero. Como
señala Adelman esta estructura doble de acceso al crédito agrario era una consecuencia
de la estructura de tenencia de la tierra, que transformaba al agricultor
pequeño y mediano, carente de propiedades y sin estabilidad en los contratos,
en un deudor de alto riesgo, obligándolo
a recurrir al circuito informal.
Los agricultores arrendatarios, y los
pequeños ganaderos se integraban al circuito bancario a través de la financiación
que obtenían de las grandes firmas exportadoras y consignatarios de Buenos
Aires. El limitado acceso del agricultor
al crédito forzaba a la gran mayoría a mantener un endeudamiento con la
estructura comercial, tanto con el proveedor de insumos como con el de bienes
de consumo. Muchas veces los productores no tenían lugar para colocar sus
granos, y los depositaban en lo galpones del acopiador o en los del ferrocarril
muchas veces alquilados por el intermediario.
Para el año 1910 el Banco Nación
dominaba las finanzas argentina un tercio de las transacciones bancarias
pasaban por sus mano. El sistema bancario estaba conformado por los bancos
oficiales y los privados, donde había una fuerte presencia de la banca
extranjera. Como señala Regalsky el Banco de la Nación Argentina por el volumen de sus depósitos y préstamos,
y por su amplio despliegue territorial, ocupó un lugar central en el sistema
bancario, a partir de la primera década del siglo.[9]
El crédito a largo plazo era otorgado
por el Banco Hipotecario que operó durante gran parte del periodo contra garantía
de grandes extensiones de tierra. El mercado de crédito agrario poseía un costo
del dinero variable provocado por la
diversidad de actores que participan en él. El tamaño de la hacienda, los
volúmenes de producción, los ciclos de crisis, la diversidad climática y el
peligro de plagas hacia variar de tasas desde un 4,5 % hasta un 22 %.
Las operaciones crediticias fueron el vehículo
principal para la expansión de las ventas de mercaderías, insumos y máquinas
agrícolas. Como afirma Jeremy Adelman, “los
pequeños clientes no disfrutaban de los servicios financieros ofrecidos por los
mecanismos formales. Pareciera que la expansión agrícola poco tuvo que ver
con la disponibilidad de fondos en el
circuito formal de crédito bancario”.[10]
Conclusiones
En el proceso de expansión de la
economía agrícola exportadora de finales del siglo XIX la transformación del
espacio territorial argentino ha sido vertiginosa con una gran de cantidad de
condicionantes pueden analizarse. La ampliación de los límites fronterizos, el
desarrollo del ferrocarril, las corrientes migratorias, la consolidación del
estado nacional favorecieron este proceso de consolidación económica. Como
señala Aldo Ferrer era un modelo económico extremamente vulnerable a los ciclos
económicos de los países industrializados. Dentro de este proceso expansión los
actores sociales se desenvolvieron en distinta forma adecuándose a la
diversidad de factores que surgían de la dinámica de crecimiento económico.
La apropiación de la tierra concentrada
en pocas manos, permitió la formación de enormes riquezas personales de
familias tradicionales argentinas que constituían y fortalecieron su posición
elitista en la sociedad argentina. Esta clase terrateniente que supo conquistar
espacios de poder en lo político, social y económico impulsaron las medidas
necesarias para favorecer sus proceso de acumulación de capital. Como así
también sus estrategias de diversificación y modernización del espacio agrícola
llevaron a mejorar los costos y los sistemas de producción. Donde la
subdivisión de tierras por los grandes terrateniente su utilizo en forma
estratégica para valorizar sus otras posesiones y la obtención de otras formas
de renta. La llegada de corrientes de inmigrantes europeos cubrió el espacio vacío
de la estructura económica argentina
carente de la mano de obra necesaria para desarrollar una variedad de tareas
rurales. Los conocimientos que poseían los nuevos habitantes de la llanura
pampeana permitieron acelerar y mejorar el proceso productivo en muy poco
tiempo. El sistema de arrendamiento se constituyó el método más utilizado para
poder acceder al uso de la tierra por los recién llegados, a causa del alto
costo de la tierra hasta 1880.
La modernización del proceso productivo estuvo
vinculada principalmente por el aprendizaje que los agricultores van
adquiriendo del manejo de las maquinarias. Donde el conocimiento va generando
un proceso de retroalimentación del uso de la nueva tecnología donde los
vendedores de maquinarias asesoran a los productores sobre su utilización.
Durante esta primera etapa de expansión los volúmenes de producción cubrían las
expectativas de todos los actores involucrados y que junto a la expansión
ganadera permitieron una expansión acelerada de la economía. Este crecimiento
cubrió seguramente todas las falencias del sistema económico, como las
dificultades de los actores productivos de tener acceso al crédito en forma
pareja. Donde la posesión del capital, la propiedad de
la tierra y la modernización de las formas de trabajo modelaran la estructura
social del agro pampeano.
[1] BARSKY, O. y Jorge GELMAN (2001): Historia
del agro argentino. Desde la Conquista hasta fines del siglo XX,
Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires. pp. 116-119
[2] BARSKY, O. y Jorge GELMAN (2001): Historia
del agro argentino. Desde la Conquista hasta fines del siglo XX,
Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires. pp. 116-119
[3]
SCOBIE, James: Revolución en las
pampas. Historia social del trigo argentino 1860-1910, Buenos Aires, 1968.
[4] BARSKY, O. y Jorge GELMAN (2001): Historia
del agro argentino. Desde la Conquista hasta fines del siglo XX,
Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires. pp. 134-136
[5]Andrés Martín Regalsky, Las inversiones
extranjeras en la Argentina: 1860-1914, Centro Editor de América Latina, Buenos
Aires, 1986.
[6] Waldo Ansaldi, La Pampa es Ancha y Ajena. La lucha por las libertades
capitalistas y la construcción de los chacareros por clase,
htpp://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal,1991.
[7]
BDNA, 1880, p 150-151 citado por SCOBIE, James: Revolución en las pampas. Historia social
del trigo argentino 1860-1910, Buenos Aires, 1968.
[9] Regalsky, Andrés, “Empresas, Estado y mercado en el
sector financiero: el Banco de la Nación Argentina, 1891-1930”, en Anuario
CEEED, Nº 2 – Año 2,Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos
Aires, 2010.pp. 134 - 158
[10] Adelman , Jeremy (1992): "Financiamiento y
expansión agrícola en la Argentina y el Canadá, 1890-1914", CICLOS 3, Buenos Aires, p 11
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