12 agosto 2011

Montoneros el comienzo (Gilliespie)


Durante los 60, Tacuara dominó el Sindicato Universitario de Derecho y como resultado del ingreso de jóvenes de origen peronista y el creciente convencimiento de parte de una facción de los nacionalistas que debían reconocer la vitalidad del apoyo de la clase obrera al peronismo, surgió en el tacuara una tendencia izquierdista que tomó el nombre de Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT). Este creó lazos de unión con las organizaciones juveniles izquierdistas y con algunos sindicatos y repudió a la derechista Tacuara. El MNRT definido por García Lupo como” los jóvenes peronistas que querían pelear”, leía, sin mucha selección, cuanto había de subversivo y clandestino en el deseo de aprender a dirigir una lucha guerrillera, aunque su izquierdismo era ambiguo. La continuación genealógica del MNRT fueron las FAP, aunque sus mandos tuvieron influencia en 3 organizaciones políticamente distintas.
Su progresión ideológica hacia la izquierda no carecía de importancia, pero debe señalarse que la tendencia a la acción directa, puesta en práctica en la guerrilla urbana, fue la única cte., aparte del nacionalismo, en la evolución de los montoneros que habían partido de la derecha.
Cada vez más gente se mostraba de acuerdo con la máxima de perón: “Contra la fuerza bruta, sólo puede ser eficaz la fuerza aplicada con inteligencia”. La aceptación de la lucha armada y el florecimiento de las expresiones del nacionalismo izquierdista y popular no habrían ocurrido nunca en la medida en que lo hicieron sin el fuerte viento de cambio que sopló a través de la Iglesia católica durante la década. En un país donde el 90% de la población estaba bautizada  y el 70% había tomado la comunión, las ideas católico-radicales socavaron decisivamente la influencia conservadora que la jerarquía eclesiástica ejercía sobre millares de jóvenes argentinos. Para el puñado de católicos que constituían el núcleo montonero de 1968, tales ideas eran el elemento más importante de su radicalización. El Padre Carlos Mugica  propagó y Juan García Elorrio desarrolló el ejemplo dado por Camilo Torres, sacerdote-guerrillero colombiano con impronta de mártir. El Vaticano temeroso de que sus millones de pobres cayeran en las manos del ateísmo marxista, empezó a preocuparse más por ellos  a partir de Juan XXIII y Pablo VI. El primero llegó a decir incluso que en el marxismo había “buenos elementos merecedores de aprobación”. El Concilio Vaticano II condenaba la pobreza, la injusticia y la explotación resultante del afán humano de riqueza y poder. Pablo VI atacó el racismo, la codicia, la desigualdad, etc., pero no aclaraba como debía procederse para solucionarlo. Consciente de la existencia de “explotadores” entre su grey, el Vaticano usó términos equívocos por temor a que la Iglesia se convirtiera en una Iglesia de los pobres.
Los sacerdotes obreros presentes ya en la Argentina, se anticiparon a estas ideas trabajando entre los pobres y su tarea adquirió carácter político con la creación en 1967 del Movimiento de sacerdotes para el tercer mundo, que en un documento apoyado por más de 1000 sacerdotes, presentaron un manifiesto a la Conferencia de Medellín de 1968, donde si bien condenaban la violencia institucionalizada, se oponían categóricamente a la revolución armada y criticaban al marxismo y a la capitalismo liberal. Las declaraciones más radicales incitaban a una revolución teológica que se extendió por amplios sectores de la Iglesia Católica.  Dicha teología fue impartida al embrión Montonero por dos hombres. Elorrio adoptó el punto de vista de Torres según el cual, “la revolución no sólo está permitida sino que es obligatoria para todos los cristianos”, en tanto Mugica representó un punto de vista más aceptado, al rechazar la participación de sacerdotes en la lucha armada y afirmar “estoy dispuesto a que me maten pero no a matar”.
Mugica entró en contacto en el 64 con los ex-tacuaristas Fernando Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus así como con Mario E. Firmenich, alumnos del Colegio Nacional Buenos Aires y activos en una rama de la AC.

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